Sobre las comidas en común. Se solía asustar a los niños anunciándoles que el coco o el ogro venían a comerles y poniendo los dedos como si fueran dientes que los masticarían. Es probable que hoy los padres no lo hagan para evitar causarles traumas y sus correspondientes terrores nocturnos y diurnos. Caperucita Roja se ha convertido en un cuento inapropiado por demasiado cruento para la sensibilidad dominante, y no tanto porque el lobo se comiera a la abuela y a la niña, sino porque para salvarlas el salvaje cazador abre en canal al pobre lobo. Una dentición pronunciada con grandes colmillos ha sido desde antiguo el atributo de todos los seres comedores de hombres: ogros, dragones, licántropos y los más sutiles pero maléficos vampiros. El miedo natural a morir se torna despavorido ante la idea de perecer devorado. Y algo de ello debe haber en la limitada gestualidad animal porque todos los que pueden atemorizan enseñando sus dientes mientras gruñen.