Vigilar el fuego es vigilar la indefensión humana Nuestros antepasados fueron nómadas dedicados a la caza y la recolección. Lo fueron durante centenares de miles de años de historia humana. Hace apenas diez mil años que el descubrimiento de la agricultura y la ganadería dio lugar a la creación de aldeas en algunas pocas regiones del planeta, y, progresivamente, en todas las demás. No obstante, los últimos cazadores recolectores sobrevivieron hasta finales del siglo XIX y buena parte del XX. Durante todo ese tiempo la organización social debió seguir un criterio elemental: todos los que pudieran cazar o recolectar lo hacían, con la sola excepción de los que por alguna razón estaban impedidos, es decir, ancianos, enfermos o heridos, niños y mujeres durante la lactancia y el final de la gestación. Es razonable suponer que la obligada permanencia de estos grupos en los campamentos base los convirtió en los cuidadores del fuego. La posesión del fuego convirtió al hombre e...