In memoriam Sobre las 7.30 de esta mañana de domingo ha fallecido Rafael Alvira. Me cuentan que ayer cuando la médico que le atendía le comunicó que tenían que sedarlo para evitar la angustia consiguiente a una posible una crisis respiratoria, Don Rafael les dio las gracias y sonrió. Durante la tarde de ayer ya había corrido la noticia de su mal estado, y eran muchos los que presentían apenados el final de una persona excepcional en muchos sentidos. Don Rafael, como le he llamado siempre hasta hace muy poco, y como aún prefiero llamarle, era muchas cosas, pero creo que era sobre todo un filósofo y un hombre de honor; e inextricablemente unido a su amor a la filosofía y a su honradez, era un cristiano sincero, confiado y comprometido. Le conocí hace 40 años, en 1983 cuando llegué a Pamplona para estudiar la licenciatura en filosofía en la que él era profesor catedrático y, si no recuerdo mal, director de la Sección de filosofía en la facultad de Filosofía y Letras. Durante aquel primer
Gracias por compartir. Una vez analizada la realidad sobre la situación de insatisfacción de la juventud actual, de la que habla al comienzo, ¿de qué manera se puede intervenir para revertir la situación o dirigirla a otro destino más propio de la naturaleza del hombre? Pienso que es esencial conocer la situación, y el video lo describe de una manera bastante completa y clara, además de comprensible para los que estamos poco acostumbrados a la filosofía. Una vez dibujada la situación ¿dónde podemos poner el acento para ayuda a esa juventud apática?
ResponderEliminarGonzalo, en este mismo blog tienes dos entrevistas en los que se habla de esa cuestión, La de los jóvenes, la universidad y las humanidades y la de la verdad y el relativismo.
EliminarYo creo que padecemos algo así como una parálisis del deseo de lo mejor y de lo grande, y que forma parte de su etiología un régimen obeso de satisfacciones y necesidades suscitadas artificiosamente. Pero no es por la mera 'sobrietas' como se sale de ahí. Es la experiencia de lo valioso que me empuja a comunicarlo lo que moviliza la tendencia a salir de sí y exponerse a quedar conmovido.
Estimado Higinio,
ResponderEliminarHe dejado un comentario en el canal de Youtube de la Fundación. Se lo copio: "Mi recomendación al joven que preguntó: efectivamente, la belleza es fundamental, pero ¿quién puede ver belleza en un drogadicto de la Cañada Real, en un pobre tirado en la calle? Es otra belleza que quizá no estemos preparados para entender, pero sin duda la tiene, porque en el ser humano habita le belleza propia del Creador, su dignidad intrínseca. Por tanto, quizá sea más propio decir que no renuncien nunca a la búsqueda de la verdad, lo cual queda muy claro en la respuesta a la siguiente pregunta, cuando don Hignio habla del libro, también película "El festín de Babette". ¿Por qué esa mujer hace eso que parece absurdo? Pero sólo lo parece. En realidad es profundamente bello y generoso. Basta con preguntarse qué hay detrás de las fachadas de la existencia para comenzar el camino hacia la verdad."
Hace unos días me respondió a un mensaje que envié a Pablo Velasco en Twitter, que comentaba un libro suyo, en el que yo "clamaba" por la voz de los intelectuales españoles... ¡Manifiesto por la Verdad! Hablando con mi amigo Fernando Fernández, presidente de Aedos, me desveló que al final no cabe duda de que para manifestarse también hace falta ser testigo (mártir) de la verdad. Vaya, ha puesto el dedo en la llaga... Un fuerte abrazo. David Martín
Como también soy amigo de Fernando me agrada no poder más que darle toda la razón. Hay que estar dispuesto a mucho.
EliminarUn saludo y Gracias david.
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